Carta de Paco González a la FEP

Sólo puedo transmitir indignación, impotencia, decepción, humillación etc., hacia los árbitros en general.

Una semana cualquiera he de decidir qué contenidos realizaré durante los entrenamientos, qué trabajar los lunes, los martes y los jueves. Si he de preparar ejercicios de uno contra portero, si uno contra uno, si trabajar la defensa, o trabajar el ataque, si dejar más libertad o ser más estricto.

Después llega el partido donde he de decidir qué defensa emplear, qué ataque, cuál será el equipo titular. Después durante el partido saber cuándo pedir tiempo muerto, qué decir a los jugadores etc. Realmente, al igual que yo, todos los entrenadores dedicamos mucho tiempo durante la semana y durante el fin de semana para que nuestro equipo, por lo menos sea competitivo y si perdemos sea porque el rival ha sido mejor que nosotros. Todo sin olvidar que estamos en un deporte minoritario con falta de recursos en la mayoría de clubs y que si no fuera por el trabajo incondicional de muchas personas, hoy en día sería prácticamente imposible asumir los gastos de esta categoría nacional.

Yo soy entrenador y los resultados me juzgan, al mismo tiempo yo juzgo a mis jugadores y los resultados les juzgan. 

Ser entrenador comporta tener una responsabilidad, pero uno ya lo sabe cuando decide serlo, sabemos que nuestra continuidad muchas veces depende de los jugadores, de la directiva, de los socios… 

¿Y los árbitros? ¿Qué obligaciones tienen los lunes, los martes y los jueves, cómo se preparan, qué ejercicios hacen, cómo se preparan para el partido?

A mí como entrenador se me exige un trabajo durante la semana, pero además sé que si no trabajo no obtendré resultados y además no estaré a gusto conmigo mismo. ¿Y los árbitros? Quién les exige que se reúnan, que vean partidos, que vayan a entrenamientos durante la semana para pitar. Para hacer esto no hay que esperar que me paguen va implícito en el interés y en la responsabilidad. A los entrenadores no nos pagan a parte las horas de preparar los entrenamientos y no nos pagan sólo por dirigir los partidos.

Lo que me ha hecho redactar estas palabras ha sido la culminación de una serie de hechos que me han indignado y lo que es peor hace que deje de respetar y defender este deporte ya que los árbitros no son responsables y además no pueden ser juzgados como lo soy yo.

Por qué los árbitros me pueden juzgar y yo no puedo juzgarlos a ellos. Por qué pueden poner en el acta un juicio sobre mis jugadores y ellos no pueden juzgar sus decisiones. La verdad es que si no se me evalúa no trabajo, si no tengo examen no estudio. Los árbitros no son juzgados durante los partidos por lo que no tienen la necesidad de formarse, tienen la verdad absoluta ya que yo como entrenador, que me preparo cada semana no puedo poner en el acta que lo que ha hecho es de vergüenza por lo que también debería ser sancionado.

Como entrenador quiero ganar o perder porque he sido mejor que el contrario o ha sido mejor que yo o incluso por haber tenido suerte pero no, no, no porque el árbitro no se haya preparado durante la semana y me demuestre que no tiene la formación suficiente para desarrollar este trabajo. Este año de momento he visto una gran cantidad de fallos básicamente por no saber el reglamento o por no querer aplicarlo. He visto como cada árbitro pitaba una misma acción de forma diferente, he visto árbitros desafiando a los jugadores a los entrenadores, riéndose de nosotros, perjudicando premeditadamente a un equipo, diciendo que no se les complicase la vida ya que ellos habían venido a pasar el fin de semana. Pero por qué yo no puedo sancionarlos y ellos a mí sí, si sé que estoy mejor preparados que ellos, por qué se les cree a ellos y a mí no. Si yo no puedo demostrar su falta de rigor ellos tampoco pueden demostrar que al acabar el partido yo les haya faltado al respeto. Los árbitros se deben ganar el respeto siendo honestos consigo mismo al igual que yo. No me pueden exigir respeto si no se saben el reglamento y por esa decisión errónea me han perjudicado en el resultado final, lo normal es que pueda perder los nervios ante tal provocación, pero si me sancionan a mí a ellos también, en la mayoría de sanciones el motivo ha sido la falta de rigor arbitral.

Por favor como entrenador pido rigor por nuestro deporte, pido que los árbitros sean observados y juzgados en cada partido al igual que lo soy yo y sean sancionados como cualquiera, ya que ellos también tienen una responsabilidad y por ello cobran y además con seguridad no como la mayoría de jugadores y entrenadores de esta categoría. Por ello yo les tengo que exigir, pero no tengo fuerza para ello y los árbitros lo saben. Ellos no tienen ninguna presión al pitar, se pueden permitir el lujo de no prepararse antes de los partidos y tener la indecencia de decir “usted a mí no se puede dirigir, si no le expulso”.

Paco González